El folklore, como la genealogía, se nutren del pasado. Pero como dos almas gemelas, suspendidas en el tiempo y en el espacio, se alimentan mutuamente. Hay una frecuencia de comunicación que vibra permanentemente; cada suceso genealógico está reflejado en los testimonios inapelables de cada suceso folklórico. La forma en que un ancestro vestía, caminaba, hablaba, cantaba, bailaba y se comportaba en la sociedad está escrito en la memoria del folklore de cada pueblo. Y ese "gen" de la memoria colectiva, que es el folklore, nos presenta a nuestros antepasados natural y espontáneamente, tal como han sido. Y nos muestra lo que ellos nos han dejado adentro. Nos muestra el camino, el contenido y la esencia. Aquello que ya no se puede olvidar, porque sobrevive a las generaciones.

          

El 22 de Agosto de 1846 William John Thoms, escritor inglés y estudioso de las antigüedades, le escribe una carta a la prestigiosa revista Athenaeum, que en esa época nucleaba a los mejores escritores y eruditos en todas las materias. En esa carta él, desde el inicio, les expone que el estudio de lo que se llamaba “antigüedades populares” o “literatura popular”, debía ser resumido en “un buen término sajón”, según sus propias palabras. Y toma del alemán “volk” (pueblo) y “lore” (en inglés creencia o sabiduría popular) y les propone el nuevo término Folk Lore. (Ver aquí la carta original de William Thoms). En la misma carta Thoms exalta las semejanzas entre el folklore alemán e inglés, dadas las raíces sajonas de ambos, que él encuentra en las historias de los Hermanos Grimm, como Hansel y Gretel y otros cuentos.Y se lamenta de “cuánto de curioso e interesante en esas materias ha sido olvidado”, e incita a que “cuánto podría ser rescatado con un adecuado esfuerzo”.

 

Hnos. Grimm

 

El genealogista consigue datos de los ancestros. Fechas de nacimientos, matrimonio y fallecimientos. Tiene algunas fotos de los ancestros más cercanos, y una ubicación geográfica de los lugares de donde provenían. Esto es lo básico; pero es suficiente, o es sólo el inicio de la aproximación hacia ellos? Porque de eso se trata, de conocerlos.

Tenemos el nombre de un pueblo y una fecha en el pasado. Qué nos representa eso, como dato concreto? Aquí es donde el estudio del folklore comienza a ser la herramienta más poderosa para el genealogista, lo que le va a permitir llegar a la esencia de sus antepasados, a compartir sus sentimientos en la alegría de una danza, en el color de sus vestimentas, o en los misterios de sus supersticiones. Es en este punto donde el genealogista va a llegar al corazón de sus seres queridos. Es en este punto donde va a conocerlos por intuición, y no por enciclopedismo.  Y la intuición es un camino mucho más corto para reconocer algo…

El folklore es, y se compone, del conjunto de tradiciones que se transmite de generación en generación y queda en la memoria colectiva de un pueblo. Historias, costumbres, rituales, supersticiones, canciones, danzas, vestimentas, poesías, leyendas, mitos, refranes populares, comidas típicas.

Es lo que ha perdurado entre todas las demás cosas como testigo del pasado. Y sobretodo, es lo que los pueblos han aceptado con orgullo y placer como propio. Es lo que alguien ha tenido la curiosa habilidad de crear con un atractivo tal que lo mantiene vivo a través del tiempo.

Por extensión también llamamos folklore a todas las manifestaciones artísticas o culturales actuales que tienen forma tradicional. Pero, si no reflejan el mundo de hoy, no serán el folklore del futuro. El folklore refleja nítidamente las características de un momento en el tiempo pasado y en un espacio, quizás lejano para nosotros.  Es la relación natural del hombre con su territorio, y la forma espontánea y auténtica en que expresa esa relación.  Es el enlace espiritual que une a los hombres con su tierra y su momento en la historia. Y, si buscamos algún punto donde aferrar nuestra identidad, nos brinda un refugio seguro en el conocimiento de dónde provenimos.

No hay duda que el acercamiento al folklore nos brinda más que una simple satisfacción de curiosidad: nos da datos concretos, pistas e informaciones que se tardaría mucho más tiempo de descubrir en enciclopedias. Si uno escucha las semejanzas de tonalidad, melodía y ritmo entre las danzas francesas bretonas, irlandesas, o gallegas o asturianas, y advierte el uso común de las gaitas o cornamusas, surge de inmediato un pasado común: las raíces celtas de todas ellas. Si uno escucha lo parecido que suena una vihuela del renacimiento español con una guitarra de un gaucho argentino (también llamada “vigüela”) no caben dudas del parentesco y los orígenes. En el jazz norteamericano está la vibración de los compases de los ritmos africanos originales, que están aún más presentes en las danzas del caribe o en el candombe rioplatense. La presencia de las polkas y mazurkas (de origen centroeuropeo) en todo el folklore de Europa Occidental nos habla de un pasado de reinados comunes a esas naciones. Los scottisch, danza común a varios pueblos europeos, presentes en Francia, Inglaterra y España, nos hablan de un reinado Plantagenet que se extendía desde Gran Bretaña hasta las tierras de Anjou y Normandía y la Aquitania en Francia. Y nos hablan de su presencia en la moda de las cortes europeas y cómo deriva hacia el shottish madrileño, con un cambio acentuado de tiempo, ritmo y coloratura. Quien escucha el folklore, observa sus danzas, y atiende  sus costumbres y ritos puede descubrir los lazos, relaciones e influencias que han existido entre los pueblos de forma instantánea y de una manera tal que no deja dudas al respecto.

 

En la antigua tradición de cargar a la novia en brazos al entrar al nuevo hogar está implícito el mensaje de tener que cargar con su sustento toda la vida; esto nos habla de la dependencia social del marido que tenían las mujeres en las sociedades de nuestros ancestros. La mujer era poco valorada socialmente, su principal tarea era cuidar del hogar y criar a los hijos, y no tenía otra proyección social que no fuera ésa.

 

En este tradicional branle de Poitu, "Reveillez-vous, belle endormie", están expuestas en su letra muchas de las costumbres de la época. No existía el matrimonio sin expreso consentimiento paterno. El futuro novio le dice al padre de su amada que ojalá sus padres lo autoricen a casarse con ella; a su vez, el padre de la futura novia le explica que no puede entregarle a su hija porque aún no ha pasado de los 15 años: las niñas eran entregadas por los padres para casarse a partir de los 16, con quien ellos creyeran conveniente. En la mayoría de las actas matrimoniales del siglo XIX y anteriores se puede constatar la temprana edad de las esposas. El hombre estaba apto para casarse cuando estaba en condiciones de mantener el hogar; si estudiaba, no antes del fin de su carrera. Y tampoco importaba tanto si el novio era mucho mayor que la novia; bastaba que pudiera sustentarla apropiadamente.

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(Click aquí para ver la letra de la canción)

 

Los estudios en los diccionarios y enciclopedias son la teoría: el folklore es la evidencia palpable, la demostración o negación de esos postulados.

Las historias y las leyendas nos cuentan también rasgos importantes del pasado: en el cuento de Hansel y Gretel, aparte de una advertencia al cuidado de los niños acerca de los peligros circundantes, hay una evidencia del temor a las hambrunas que asolaban a las poblaciones del medioevo.

Observando las tradiciones de los pueblos, toda su historia y la narración de cómo y dónde vivían está expuesta allí como en una fotografía.

Las vestimentas nos dan una pista de la forma en que se movían y hasta del terreno que pisaban: vestidos amplios en las mujeres, para poder hacer desplazamientos cómodos y sin dificultades en las tareas rurales, zapatos con suelas duras de madera para terrenos pedregosos o muy irregulares. Sombreros de los hombres siempre atados a la barbilla en las zonas de fuertes vientos. El tipo de telas o textiles usados nos habla a las claras de las temperaturas de las regiones.

  

Pero sobre todo mediante el folklore el genealogista puede sentir a sus ancestros. Puede compartir la misma euforia y alegría, o nostalgia, o soledad, que vivían en sus danzas y canciones, vibrar con los colores de sus atuendos típicos, revivir la emoción de sus paisajes en el tono de sus melodías, conocer sus sentimientos religiosos, su bravura ante la guerra o cómo expresaban sus relaciones sociales en las letras de sus canciones.

No hay que olvidar que lo que hoy llamamos “folklore” o mitología” puede haber sido un conjunto de creencias centrales e importantes para pueblos antiguos, la base de su filosofía y creencias. Hoy en día, al no formar parte de nuestro sistema de creencias y costumbres, los llamamos de esa manera. Pero han sido tan válidos en su momento como lo son para nosotros nuestras creencias y costumbres de hoy.

Estaría muy desacertado, para poder compenetrarnos de aquéllos que nos precedieron, hablar hoy de “folklore genealógico”?...

 

 

 

Fuentes documentales: L. V. Propp, Morphology of the Folktale, University of Texas Press, 1968; Marcello Sorce Keller, “Contextes socioéconomiques et pratiques musicales dans les cultures traditionelles”, in Jean-Jacques Nattiez (general ed.), Musiques, Une encyclopédie du XXI ème siècle; Dark Dorset blog: www.darkdorset.co.uk; Folklore europeo, base de datos multimedia: http://folklore-europaea.uni-freiburg.de; Carta de William Thoms a Athenaeum Magazine: http://www.jstor.org/pss/3814673 Música: Branle poitevin "Reveillez Vous Belle Endormie" (tradicional) ejecutado por el conjunto Malicorne; Fotos: Anciennes photos et cartes postales Notre Famille:  http://www.notrefamille.com/v2/services-villes-villages/default.asp ; www.gutenberg.org ; photos felix le garre www.bretagne-films.com ; sabots: http://www.mcq.org